domingo, 11 de enero de 2015

El Evangelio según Jesucristo. José Saramago, 2000. Alfaguara.

 Este libro sacude pensamientos religiosos. Relata la existencia de un hombre en la búsqueda terrenal de los causales de su condena, viviendo más en la desdicha que en la gloria. 
Fabiola Rodríguez Loredo


El barro al barro, el polvo al polvo, la tierra a la tierra, nada empieza que no tenga fin, todo lo que empieza nace de lo que se acabó.

En verdad, en verdad os digo, no hay límite para la maldad de las mujeres, sobre todo de las más inocentes.

El hijo de José y María nació como todos los hijos de los hombres, sucio de la sangre de su madre, viscoso de sus mucosidades y sufriendo en silencio. Lloró porque lo hicieron llorar y llorará siempre por ese sólo y único motivo.

Al fin bien puede afirmarse que el destino existe, el destino de cada uno en manos de los otros está.

La noche, tranquila y distante, alejada de los seres y de las cosas, con suprema indiferencia que imaginamos propia del universo, o la otra, absoluta, del del vacío que quede, si algo es el vacío, cuando este cumplido el último fin de todo, la noche ignoraba el sentido y el orden razonable que parecen regir este mundo en las horas en las que todavía creemos que él fue hecho para recibirnos, y a nuestra locura.

Pero la experiencia y la práctica de la comunicación, a lo largo de las edades, ha venido a demostrar que la síntesis no pasa de ser una ilusión, es así, con perdón, como una invalidez del lenguaje, no es querer decir amor y que la lengua no llegue, es tener lengua y no llegar al amor.

María se iba dando cuenta de que había cosas que no podía preguntar, se trata de un método antiguo de las mujeres, perfeccionado a lo largo de los siglos y milenios de práctica, cuando no las autorizan a preguntar, escuchan y al poco tiempo lo saben todo, llegando incluso a lo que es el súmmum de la sabiduría, a distinguir lo falso de lo verdadero.

El trabajo del niño es poco, pero quien lo desdeña es loco.

Uno no puede elegir los sueños que tiene, son los sueños los que eligen a las personas.

Hijo mío, ya conoces tus deberes y obligaciones, cúmplelos todos y encontrarás justificación ante Dios, pero cuida también de buscar en tu alma qué deberes y qué obligaciones tendrás además que no te hayan sido enseñados. 

- En el estado en que está, me retrasaría la marcha y yo también tengo familia, a la que debo proteger en primer lugar. - En primer lugar si, pero no sólo. 

Fue ayer, y es lo mismo que si dijéramos, fue hace mil años, el tiempo no es una cuerda que se pueda medir nudo a nudo, el tiempo es una superficie oblicua y ondulante que sólo la memoria es capaz de hacer que se mueva y aproxime. 

En esto de mentir y decir la verdad, hay mucho que opinar, lo mejor es no arriesgar juicios morales perentorios por que, si damos tiempo al tiempo, siempre llega un día en el que la verdad se vuelve mentira y la mentira verdad. 

Mañana fingiré asombro ante el regreso del hijo pródigo, que no será menor la alegría por ser breve la ausencia, la ya encía es también una muerte, la única e importante diferencia es la esperanza. 

Se ha movido todo ya, el instante vino y paso, el tiempo nos lleva hasta donde una memoria se inventa, fue así, no fue así, todo es lo que digamos que fue. 

No es preciso tener la astucia de Edipo para ver que el sitio condice con la situación y el llanto con la causa. 

Ocurre esto muchas veces, no hacemos las preguntas por que aún no estábamos preparados para oír las respuestas, o, simplemente, por tener miedo de ellas. Y, cuando encontramos valor suficiente para hacerlas, es frecuente que no nos respondan. 

Cuántas y cuántas veces, para poder exhibir y presumir de un cuerpo limpio, el alma a sí misma se cargó de tristeza, envidia e inmundicia. 

Andando, siempre se acaba por llegar. 

Ninguna salvación es suficiente, cualquier condena es definitiva. 

No eres nadie si no te quieres a ti mismo, no llegas a Dios si no llegas primero a tu cuerpo.

Vivir cuatro años con tan poco y no tener necesidad de gastarlo es la máxima riqueza, no hay que pedirle más al señor. 

Eres hermoso, pero para ser perfecto tienes que abrir los ojos. 

Quien tenga oídos que oiga, si no dividís, no multiplicaréis. 

Hijo mío, no olvides lo que voy a decirte, todo cuanto interesa a Dios, interesa al Diablo. 

Por todas partes el bien gobernará y yo cantaré en la última y humilde fila de los ángeles que permanecieron fieles, más fiel que todos porque estoy arrepentido. 

Te quiero como eres y, de ser posible, todavía peor de lo que eres ahora.

Si el Diablo no vive como Diablo, Dios no vive como Dios, la muerte de uno sería la muerte del otro. 

No yo puedo hacerte todas las preguntas, ni tu puedes darme todas las respuestas. 

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