martes, 6 de enero de 2015

Las Intermitencias de la muerte. José Saramago, Alfaguara, 2005.

La materialización de la muerte en esta narrativa me recordó que el término de cada vida, es un regalo para los vivos. 
Fabiola Rodríguez Loredo


FRASES:
Es lógico, lo habitual es morir, y morir sólo es alarmante cuando las muertes se multiplican, una guerra, una epidemia, por ejemplo, Es decir, cuando se salen de la rutina, Podría decirse así. 

Si quiere que le hablemos con franqueza, con el corazón en la mano, antes la muerte, señor primer ministro, antes la muerte que semejante suerte.

Es así la vida, va dando con una mano hasta que llega el día que quita todo con la otra.

Con las palabras todo cuidado es poco, mudan de opinión como las personas.

Para poca vida, más vale ninguna, hoy ella, mañana yo.

Momentos de debilidad cualquiera los puede tener en la vida, y, si hoy pasamos sin ellos, demos como cierto que los tendremos mañana.

No sabes en lo que te estás metiendo, le avisó la guadaña, En todo el mundo, sólo hay un lugar en donde la muerte no se puede meter, Que lugar, Ese al que llaman urna, caja, tumba, ataúd, féretro, túmulo, catafalco, ahí no entro yo, ahí sólo entran los vivos, después de que yo los mate, claro.
Nunca pensamos que lo que los perros conocen de nosotros son otras cosas de las que no tenemos la menor idea.

El arte es así, tiene cosas que a los profanos les parecen imposibles del todo y a fin de cuentas no lo era. 

La prudencia sirve nada más que para retrasar lo inevitable.

Entraron en el dormitorio, se desnudaron, y lo que estaba escrito que sucedería sucedió por fin, y otra vez, y otra aún.



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