lunes, 12 de enero de 2015

Travesuras de la niña mala. Mario Vargas Llosa, 2006. Alfaguara.

Una no romántica historia de amor que viaja por el mundo entre estudiosos, hippies y revolucionarios.  
Fabiola Rodríguez Loredo


FRASES:
Lily nunca me daba el sí, pero cierto que, salvo esa formalidad, en todo lo demás parecíamos enamorados.

Para conseguir lo que se quiere, todo vale.

Absurdamente, cada vez que salía con Carmencita me invadía un malestar, el sentimiento de estar siendo desleal con la amante del comandante Chacón.

Hablaba con tanta frialdad que no parecía  una muchacha haciendo el amor sino un médico que formulaba  una descripción técnica y ajena del placer.

La beauté exotique se dejaba adorar con una sonrisita condescendiente, que remato con un comentario cruel: "que huachaferías me dices, Ricardito".

Tu eres buena gente, pero tienes un terrible defecto: tu falta de ambición. Estas contento con lo que has conseguido, ¿no? Pero eso no es nada, niño bueno. 

Yo le perdonaba esas fantasías. Comprendía que nacían de su inseguridad. 
Aunque no te lo creas, el que resulto fascinado por la viejita fui yo. Iba a verla no sólo para que me diera de comer, sino por que la pasaba bacán conversando con ella. Tenía un cuerpo de setenta pero un espíritu de quince. Y, muérete, la volví una hippy.

El secreto de la felicidad, o, por lo memo, de la tranquilidad, es saber separar el sexo del amor. Y si es posible, eliminar el amor romántico de tu vida, que es el que hace sufrir. Así se vive más tranquilo y se goza más, te aseguro.

Alguna vez intente una machada con una hembra brava y me desbarató la cara de un bofetón. Por eso, pese a mi tesis, trato a las damas, sobre todo a las rameras, como reinas. 

¡Pero, a quién le importaba el dinero cuando la dicha estaba en la balanza!

La primera lealtad no es con el qué dirán sino con los sentimientos.

He comprobado ir las porquerías tienen también su gracia, en la cama.


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